jueves, 23 de junio de 2011

Especial Corpus Christi



Pange lingua gloríosi córporis mystérium
sanguinísque pretíosi quem in mundi prétium
fructus ventris generósi rex effúdit géntium.

(Himno eucarístico. Santo Tomás de Aquino) (1)


“Breves apuntes sobre el

origen del Corpus Christi”


Manuel Antonio Bernabé Belmonte


Si bien la Eucaristía ha estado presente desde el origen del cristianismo, tras su institución en la tarde-noche del Jueves Santo por Cristo en la Última Cena (según la fe católica la Eucaristía es “el centro de la vida”(2)), no será hasta el siglo XIII cuando se intensifique el culto al Cuerpo y Sangre de Cristo y ya en el siglo XVI cuando adquiera su máximo apogeo en el contexto de la contrarreforma católica.


En torno al año 1230, iniciado el siglo XIII, convulsionado por las herejías cátara y valdense, que negaban la presencia real de Cristo en el pan y el vino consagrado, y junto a las revelaciones divinas a la beata Juliana de Cornellón y a otras religiosas, es donde podemos situar el aumento devocional al Cuerpo y Sangre de Jesús. Asimismo una serie de acontecimientos prodigiosos acaecidos en distintas ciudades europeas como Bolsena y Daroca, hacen que se difunda entre la población bajomedieval el culto a la Eucaristía.(3)


Tras estos hechos de la primera mitad del siglo XIII, Urbano IV expidió en 1264 la bula “Trnasiturus hoc mundo”, quedando fijada la celebración del Corpus Christi para el primer jueves después de la octava de Pentecostés (4), hoy trasladada al Domingo después de la Santísima Trinidad aunque en muchas poblaciones sigue celebrándose jueves, como originariamente.(5)




La fiesta del Corpus Christi fue ratificada por Clemente V en el Concilio General de Vienne (Francia) (1311) y por el Papa Juan XXII (1317). Por lo que el Corpus quedó dentro del calendario litúrgico católico como una de las más importantes solemnidades, tras la Semana Santa, la Pascua y la Navidad.(6)




Por último destacar que, si en el siglo XIII se produce el crecimiento cultual al Santísimo Sacramento, será ya en el siglo XVI, tras el Concilio de Trento (1545-1563), cuando las prácticas piadosas (como por ejemplo las procesiones por las calles y plazas de los pueblos con el Sacramento) se incrementaron de forma abundante por toda la cristiandad. Buena muestra de ello es la proliferación de agrupaciones sacramentales y del aumento de las procesiones del Corpus así como el añadido a éstas de elementos materiales efímeros tales como gigantes y cabezudos, rocas, carrozas en donde se representaban misterios, flores, música, danzas, altares… (cuya intención fundamental es el culto a la Eucaristía). (7) Todo ello para dar mayor esplendor a una celebración que venía a demostrarnos materialmente aquello que sólo se puede entender desde el tabernáculo de la Fe.





(1).-Liturgia de las Horas. Tomo III. Pág.1765.

(2). RATZINGER, J. “La Eucaristía centro de la vida”. Ed. Edicep. Valencia. 2005.

(3).-ESTEBAN LORENTE, JF. “Tratado de Iconografía”. Ed. Istmo. Madrid. 2002.

(4).-FLORISTÁN, C. “Diccionario abreviado de liturgia”. Ed. Verbo Divino. Estella (Navarra). 2005.

(5).- AA.VV. “Adoración Nocturna Española. Orihuela. Centenario 1891-1991”. Orihuela. 1991.

(6).- CHINER GIMENO, J.J.”La procesión del Corpus en Valencia, 1355-2005. (Notas para un visitante)”. Biblioteca valenciana.Valencia.2006.

(7). GALIANO PÉREZ, A.L. “Cofradías y otras asociaciones religiosas en Orihuela, en la Edad Moderna”. Alcoy. 2005.

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