martes, 14 de agosto de 2012

TESOROS DEL BARROCO



En el Convento de San Juan de la Penitencia (Clarisas) de Orihuela, existe una bella imagen de Nuestra Señora de la Asunción. Cada 15 de agosto es expuesta a la veneración de los fieles coincidiendo con el día de su onomástica. Un sencillo catafalco en el altar mayor de la iglesia del convento, envuelto con damasco encarnado, sirve de humilde y temporal morada al cuerpo de la Madre de Dios que ascenderá gloriosa a los Cielos.


Desde antiguo hay testimonios que dan cuenta de la veneración que existía en Orihuela por la popular Virgen de Agosto. El Padre Agustín Nieto Fernández (R.I.P.) ya dejó algunos datos sobre diferentes enseres que se iban adquiriendo para celebrar la fiesta de la Virgen en la Catedral oriolana (1). De entre todos los datos que extrajo el Padre Nieto Fernández en su trabajo como archivero municipal llegamos a la conclusión que el culto dedicado a María Asunta consistía en la función principal y procesión el día 15 de agosto y la celebración de la octava.


 
Según parece, y comenta el Padre Andrés de Sales Ferri Chulio (Salesiano), la procesión que se desarrollaba en Orihuela desde la Iglesia de San Juan hasta la Catedral se mantuvo hasta el año 1799, momento en el que los canónigos oriolanos mandan elaborar una nueva imagen con idéntica advocación (2). De este modo se produce un pleito entre la comunidad de religiosas y el cabildo eclesiástico.


De los datos de la venerada imagen de Nuestra Señora de la Asunción nos referiremos a lo que el Padre Ferri Chulio recoge en la citada obra: “Imagen de autor anónimo. Siglo XVII. Adornada con rico vestido del siglo XVIII. Sandalias de plata del siglo XVIII y corona imperial y media luna del orfebre Porta siglo XIX.” (3) Se trata del único ejemplo de talla de la Asunción de la Virgen en todo el término municipal de Orihuela; al menos, que se conozca públicamente. Permanece durante todo el año en la clausura del cenobio de las hijas de Santa Clara.


En estos días del caluroso estío levantino, el apacible y fresco ambiente del compacto y austero convento de las clarisas nos invita a adentrarnos en una de las joyas escondidas y cuidadas con todo el amor y ternura que pone la comunidad de la segunda orden franciscana. Se unen al mismo tiempo la oración y el arte; lo divino y lo humano; el cielo y la tierra, en la conmemoración solemne de la Asunción de María al Cielo.

BIBLIOGRAFÍA
(1) NIETO FERNÁNDEZ, Agustín. OFM. Orihuela en sus Documentos I.- La Catedral. Parroquias de Santas Justa y Rufina y Santiago, pp. 194-196.
(2) FERRI CHULIO, Andrés de S. El Monasterio de San Juan de la Penitencia de Orihuela. 1493-1993, pp. 83-86.
(3) FERRI CHULIO, Andrés de Sales. El Monasterio... (Op. Cit. Supra), p. 155.



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