En el Convento de San Juan de la
Penitencia (Clarisas) de Orihuela, existe una bella imagen de Nuestra
Señora de la Asunción. Cada 15 de agosto es expuesta a la veneración de
los fieles coincidiendo con el día de su onomástica. Un sencillo
catafalco en el altar mayor de la iglesia del convento, envuelto con
damasco encarnado, sirve de humilde y temporal morada al cuerpo de la
Madre de Dios que ascenderá gloriosa a los Cielos.
Desde antiguo hay testimonios que dan
cuenta de la veneración que existía en Orihuela por la popular Virgen
de Agosto. El Padre Agustín Nieto Fernández (R.I.P.) ya dejó algunos
datos sobre diferentes enseres que se iban adquiriendo para celebrar la
fiesta de la Virgen en la Catedral oriolana (1).
De entre todos los datos que extrajo el Padre Nieto Fernández en su
trabajo como archivero municipal llegamos a la conclusión que el culto
dedicado a María Asunta consistía en la función principal y procesión el
día 15 de agosto y la celebración de la octava.
Según parece, y comenta el Padre
Andrés de Sales Ferri Chulio (Salesiano), la procesión que se
desarrollaba en Orihuela desde la Iglesia de San Juan hasta la Catedral
se mantuvo hasta el año 1799, momento en el que los canónigos oriolanos
mandan elaborar una nueva imagen con idéntica advocación (2). De este modo se produce un pleito entre la comunidad de religiosas y el cabildo eclesiástico.
De los datos de la venerada imagen de
Nuestra Señora de la Asunción nos referiremos a lo que el Padre Ferri
Chulio recoge en la citada obra: “Imagen de autor anónimo. Siglo
XVII. Adornada con rico vestido del siglo XVIII. Sandalias de plata del
siglo XVIII y corona imperial y media luna del orfebre Porta siglo XIX.”
(3) Se trata del único ejemplo de
talla de la Asunción de la Virgen en todo el término municipal de
Orihuela; al menos, que se conozca públicamente. Permanece durante todo
el año en la clausura del cenobio de las hijas de Santa Clara.
En estos días del caluroso estío
levantino, el apacible y fresco ambiente del compacto y austero convento
de las clarisas nos invita a adentrarnos en una de las joyas escondidas
y cuidadas con todo el amor y ternura que pone la comunidad de la
segunda orden franciscana. Se unen al mismo tiempo la oración y el arte;
lo divino y lo humano; el cielo y la tierra, en la conmemoración
solemne de la Asunción de María al Cielo.
BIBLIOGRAFÍA
(1) NIETO FERNÁNDEZ, Agustín. OFM. Orihuela en sus Documentos I.- La Catedral. Parroquias de Santas Justa y Rufina y Santiago, pp. 194-196.
(2) FERRI CHULIO, Andrés de S. El Monasterio de San Juan de la Penitencia de Orihuela. 1493-1993, pp. 83-86.
(3) FERRI CHULIO, Andrés de Sales. El Monasterio... (Op. Cit. Supra), p. 155.
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